domingo, 17 de agosto de 2014

La compañía que espero.

Hace unos días pensaba sobre la necesidad que tenemos los seres humanos de la compañía. Al menos yo gusto de ella, rara es la vez que me gusta estar sola; adoro estarlo cuando estoy en mi casa, en mi cuarto o en alguna cafetería, pero de ahí, me gusta estar acompañada. 
Pero, ¿hasta qué punto podemos decir que estamos solos? Tal vez aunque estemos rodeados de muchas personas nunca dejaremos de sentirnos solos, aunque en ese momento esa cuestión no parece en tu mente. Sólo, tal vez en el momento en que estas alejada de un séquito que te proporciona seguridad, agallas y cariño, olvidas que como persona, sólo estás tú.
La soledad nunca había sido un problema más que cuando no me veo acompañada. La primera vez que lo sentí supe adaptarme a ella y sobrellevarla a través de la manera más sencilla, olvidándome de ella, tal vez ahora sólo necesito recordar eso. Aprendí a estar sola pero después me hice dependiente de muchas situaciones, personas, cosas. Eso fue el mayor error, porque cuando esas cosas, personas, o situaciones te dejan, ahí te ves de nuevo, como habéis comenzado. Sola y lo peor, insegura. 
Desde cuándo la seguridad tiene que ser un factor importante para la vida propia, en que momento los papeles se alteran y tú te vuelves otra. 
Yo prometí no volver nunca a depender de nada, pero a veces no dejo de pensar que siempre se necesita un séquito al que ordenar o seguir. Adoro la compañía, pero sólo la buena. Y hay momentos en que me pregunto, ¿ yo seré una buena compañía?
Porque desde hace un año las personas parecen pasar de mi, porque me veo ahora en un salón de clases escribiendo esto, cuando se supone debería estar en el descanso con mis amigas platicando de cháchara y media. Pero al perecer, tal vez no son mis amigas, tal vez no hay ningún lazo. 
 Sé que eso lo puedo soportar. Lo que no puedo, es el intentarlo tanto que al final, nada suceda. Me acerco y acerco pero las personas no quieren aceptarlo y ¿si el tiempo y el contexto no es el adecuado para mi? 
La verdad, es que aveces quiero negar tanto tratando de ser lo más optimista posible, pero a veces el optimismo no es una salida adecuada. 
Me amo y creo que eso es suficiente como para seguir adelante y dejar el mundo correr. Sólo quiero, en ocasiones, disfrutar de la no compañía. 

4 comentarios:

  1. Es complicado lo que sentís. Te entiendo porque también soy alguien que ama la compañía, pero a la vez disfruto mucho estar conmigo misma a solas. Quizás lo tuyo es una etapa que va a pasar pero que te va a servir para conocerte mejor y saber qué personas valen la pena realmente.
    Me gusta mucho tu blog, te sigo. ¡Abrazo enorme!

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    1. Todos pasamos por ello, tienes razón. Pero igual, es algo difícil de vivir.
      Conocerse a uno mismo es un proceso muy largo, pero con muchos beneficios.

      Ceci, siéntete bienvenida a este espacio.
      ¡Un abrazo!

      Saludos.

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  2. Me amo, genial declaración tan necesaria. Yo me recuerdo tan solitario en mis años de universidad, quizá me desesperaba, pero no forcé nada. Hoy tengo cerca la gente que quiere estar cerca. Un abrazo.

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    1. Exacto, es desesperación.
      Tienes razón, no debo forzar nada.


      Saludos, Darío.

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