jueves, 22 de enero de 2015

Hogares y vida en proceso

Después de una semana de pre-festejos por mi cumpleaños,  me encuentro aquí,  en la otra ciudad que hoy, al fin, logré sentir como mía. Un año y medio de estar en M., de conocer sus paisajes, sus costumbres, sus pleitos;  puedo decir que  más pronto de lo que espero llegará a ser como un segundo hogar. Por el momento es un hogar en proceso. 
Esta última semana, desde la publicación anterior, me he puesto a reconsiderar muchas cosas sobre lo acontecido en este invierno. Una de ellas fue mi situación con S., la cual descubrí, tristemente, que no estaba destinada a ocurrir.  Aun creyendo esto,  tengo la esperanza de que el algún momento él y yo nos conozcamos bien y aceptemos al otro por lo que es. Ya sea para la amistad o para el Amor. Porque si lo hubiésemos hecho desde el principio,  nada de esto estaría pasando ahora. En cambio, habría sucedido algo maravilloso. Aun le quiero,  eso no lo niego pero ya no quiero tenerlo cerca de mí hasta que no sea el mismo a lado mío. 
Otra situación es que estos días me ayudaron a distraerme y superar esto con mayor facilidad gracias a los diversos pre-festejos que hice por mi cumpleaños 20.  Uno de ellos fue con la familia durante el fin de semana. Creo que nunca había disfrutado a mi familia como lo hizo durante estas vacaciones. El salir con ellos a más lugares de mi propio estado y haber dispuesto todas mis ganas y tiempo a apreciarlos más, ha valido la pena. Estando esta primera noche sin ellos después de un mes y medio, no siento que me hagan falta, en cambio los siento más cerca que nunca.
Mi pre-festejo con mis amigos del bachillerato fue otra onda. El chiste fue ir a un bar y de ahí a la casa de un amigo. Y así fue pero con otros resultados. Mis mejores amigas, las dos que tienen el mismo nombre, no pudieron presentarse más que una, que es D., la cual sólo estuvo unas cuantas horas. Pero igual, me divertí demasiado con los chicos que nunca pensé que fueran tan queridos por mí. No hace falta dar detalles de cómo se llevó a cabo el convivio en casa de uno de ellos, sólo diré, que resultó ser totalmente diferente a lo que alguna vez pensé.

Estando a unas horas de la llegada de mi cumpleaños y de empezar a creer que veinte años de vida valen la pena, estoy aquí construyendo hogares para mí. 

sábado, 17 de enero de 2015

El uno para el otro

Creí que era amor. Creí que era querer. Y tenía razón. Había amor y le quise. Lo que nunca esperé fue que la ironía se cumpliera. Hace unas semanas, una decisión lo hubiese cambiado todo. Pero me retracté. Ahora eso duele, quema y arde en este corazón. Sí hubiese seguido el corazón y no a la mente y al deseo, la historia hubiese sido otra.  Lo peor del caso es que no sé cuál me hubiera gustado más al vivir lo que pasó hoy. 
Ahora pensándolo con el corazón ardiente, veo que la historia con S era un juego en el que sólo yo apostaba. Él me podrá decir que me quiere pero no hay nada que me lo demuestre. No hay compromiso, no hay presentación, no hay ganas. ¿Cómo querer a alguien que te quiere así? A lo bobo. 
Creí que ahí estaban las piezas, a su lado. Apostaba el todo por el nada. Me preguntó que para mí qué era el amor, y sólo pude pensar lo que sentí por L pero con la esperanza de poder sentirlo pronto por él. S, el chico que se robó mi suspiro por cuatro años. S, el chico que ha roto mi corazón dos veces, y sólo se dio cuenta de una. 
Pienso en la historia perfecta que pudimos ser y me rio porque, si algo he aprendido es que, lo perfecto no existe.  Lo más seguro es que nunca haya estado presente un nosotros en esto. Lo peor de todo es que sigo queriéndole de la misma manera a que le quise desde ese día. 

No importa, seguiré creyendo que el amor es ese conjunto de elementos que no sabes por qué han de estar ahí pero están y congenian de una manera mágica entre los seres en un momento específico. Seguiré creyendo que el amor existe.

domingo, 11 de enero de 2015

Reabriendo corazones y espacios

Últimamente he leído demasiado la idea de que al contar tu biografía cuentas la historia de tu ciudad o al revés; yo no sé si sea cierto, pero cada vez que estoy de regreso a esta tierra... Pienso en toda una vida, mi vida. El hogar va más allá de la ciudad de dónde eres o del lugar en dónde te encuentres, el hogar es aquel donde te sientas pleno, completo y amado. Por lo mismo, he vuelto. 
Hace meses escribí mi última entrada del 2014 sin pensar que ésa sería. Muchas cosas pasaron durante los últimos meses que lograron que olvidara este espacio, no porque me sintiera mal o algo por el estilo. Eran las experiencias que debes vivir. 
Hoy estoy en el que siempre consideraré mi primer hogar, la casa que me vio crecer acompañada de mi familia, la ciudad donde pasé 18 años de mi vida antes de marcharme, la manera de vivir que me transformó y del hogar que también decidí dejar por temporadas para crecer y lograr sueños. Esta tierra me transforma, no importa lo mal que pueda venir de M., O, sabe que dosis darme de pasado y presente para mejorarme. Por ello mismo, estoy aquí. Recreando y rencontrándome con este espacio. Volviéndolo a hacer mío. Regreso a mis raíces.
Ya van para cuatro años – más o menos – de que comencé esta aventura de tener un blog, no sabía qué debía hacer sólo sabía que deseaba tenerlo. Empecé a escribir lo que sentía y pensaba; de pronto, salían las entradas y mis pensamientos al mundo. Nunca consideré las consecuencias hasta años atrás, cuando el blog se vio atacado por personas de mi círculo arruinando una hermosa amistad y relación amorosa. Desde ese momento, ya no me era fácil escribir en mi propio espacio. Poco a poco, el blog perdió la fuerza que tenía al principio y llegó su declive. Lo dejé y, meses atrás, lo eliminé definitivamente.
Pasó el tiempo y comencé otra faceta de mi vida, donde sabía que me encantaría volver a tener lo que en algún momento creé. Ante esa idea, nació este blog de Cantos… Recordando el capítulo 5 de El suelo bajo sus pies  de Salman Rushdie – libro que me cueste otro año, tal vez, terminarlo –, titulado “Cantos de Cabras” en donde se explota la idea del canto como una forma de narración y de encuentro con la vida y la experiencia conducida al amor. Idea que, completamente, atrapa a mí ser.  Si tomamos “Cantos de cabra” como una traducción literal que nos conduza al término Tragedia, tenemos una de las mejores expresiones poéticas de la literatura y la vida. Yo, como lectora, intento de actriz o de dramaturga, y estudiante de letras, lo tengo más que claro: la tragedia como una manera de apr(h)ender a la vida.
Ante esta situación, me encuentro reabriendo mi corazón, mi vida, mis pensamientos, mis acciones, mi ser a este espacio con la esperanza de que en algún momento éste sea un hogar para mí. 
Esperando decidan aventurarse conmigo, les doy una cordial bienvenida y un fuerte abrazo.