viernes, 6 de febrero de 2015

¡Gracias, Chispa!

Cuando menos lo esperas, sientes la chispa. Esa pequeña emoción que lo cambia todo. Transforma rumbos, cambia sentimientos, rebasa sueños, mejora la vida. Imagino que aún estoy en el proceso pero, aun así, vivo la transformación. Apenas ayer les comentaba que no encontraba ese motor que me hiciera entrar al juego de estar en mi vida, esa vida que uno tanto anhela, la que uno construye y nadie más ordena. Hoy pareciera que la encuentro o que ella se aproxima cada vez más.
Ese cielo, esa felicidad que uno desea se vislumbra a lo cercano pero aún queda algo más por hacer: la gran batalla, o mejor dicho, las grandes batallas que, se quiera o no, cuando uno está solo, vive solo, duerme solo, terminan siendo más desafiantes a lo que alguna vez uno imaginó.
Hace dos años no lo veía de esa manera. Estaba emocionada, deseaba aventurarme,  quería mi libertad – cosa que entendía de otra forma y que según mi lógica,  no podía adquirirla estando en O., cuando en realidad siempre estuvo ahí pero no sabía cómo hacerme responsable de ella –. Al estar en M., mi vida cambia, yo cambio. No soy la niña que se aventura por locura si no que ahora me aventuro con decisiones, porque uno reconoce que al final quien te cuida mejor es uno mismo.
No temo a la responsabilidad más que la que sé que no puedo soportar. Siempre me he creído más madura a la edad que tengo, pero estando sola te enfrentas contigo mismo y lo dudas todo. Empiezo a  creer que sí existen los enemigos y que es principalmente, el más fuerte, uno mismo. 
Han pasado días, meses, años y voy aprendiendo a tolerarme, vivir conmigo misma, a soportar y disfrutar de la soledad y entender que realmente nunca estás sola, aunque así lo sientas. Voy comprendiendo tantas cosas de la vida que ésta se me asemeja al teatro que tanto me gusta leer y ver. Pero como les venía diciendo, he encontrado la chispa. Que no viene a ser más que el amor a lo que haces y ver, gracias a ese otro que no eres tú, que ese amor puede dar frutos.
Por esa chispa que me cambió la tarde-noche: La Amistad. ¡Salud!
Entiendes que la chispa, el elemento, la razón de ser – cómo quieras llamarle – no aparece así porque sí, si no que hay circunstancias que te conducen a ella,  por esa razón esta noche escribo esto. Escribo porque quiero agradecerle a las circunstancias que transforman ese todo que llamamos vida:
·        Agradezco que la soledad tanto la compañía dejen lecciones.
·      Agradezco que, sin importar el por qué, la gente se acerqué y vea que uno no está para joder.
·       Agradezco que aunque uno se sienta solo siempre hay alguien que te ofrece sus brazos.
·        Agradezco que el mundo no es fácil porque si no ya me hubiese hartado.
·      Agradezco que aunque se vayan los objetos materiales, lo que realmente importa se quede conmigo.
·        Agradezco que amar también sea perdonar.
·    Agradezco, hoy más que antes, que la amistad exista y que me hayan tocado personas realmente maravillosas.
·    Agradezco estar en M., para poder estar más cerca de los sueños que quiero lograr.
·        Agradezco que cuando he caído, aún sin compañía, me he podido levantar.
·       Agradezco haber fracasado en el amor, unas cuantas veces, para así entender lo maravilloso y frágil de los sentimientos.

Y por último, agradezco, como dice la canción, a la vida que me ha dado tanto

4 comentarios:

  1. La amistad tiene eso de mágico... Por suerte, siempre nos hace sentirnos agradecidos y estar como en casa, sea cual sea el lugar...

    ¡Besos!

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    1. Tienes toda la razón, la amistad siempre nos hará sentir en casa.

      Un enorme abrazo, Veinteava :)

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  2. Que suerte que haya un colchón de amigos que siempre estará ahí cuando estés por caer.

    La estética de tu blog, POR FAVOR, se me cae la baba.

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    1. Mira que si uno tiene suerte, ese colchón atrapa y resiste bien.

      Muchas gracias, cuando gustes.

      :)

      ¡Saludos!

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