Antier descubrí que los lazos pueden
modificarse en diversas proporciones. Al inicio de la noche pensaba en dar sólo
un paso, el cual tendría que ser directo y con pocas consecuencias. Al
transcurso de la salida me di cuenta que el paso podría prolongarse a algo más.
Para el momento decisivo, estaba ofreciendo más distancia que no me imaginé dar
tan pronto. Pero entre pasos y pasos, me tropecé. Nos tropezamos. No sé bien y
no entiendo qué pasó realmente, pero quiero creer que fue por un bien
mayor.
En el amor, como en
la amistad los pasos parecen darse con seguridad pero realmente, cuando miras
con atención, te das cuenta que éstos corresponden más al tanteo. Algunos dirán
que en el amor o en la amistad no se juega, pero que equivocados están, deben
saber que estos territorios son los preferidos de la raza humana para tirar los
dados. Amamos el juego del sexo, el juego del enamoramiento, el juego de la confianza,
el juego de la compañía. Amamos a arriesgar sabiendo que se puede perder
algo.
Por lo tanto, yo
decidí jugar. Tal vez ni siquiera fue una decisión, cuando vi ya estaba en el
juego. Pero no gané ni perdí, he de confesar. De hecho, el paso provocó
distancia pero no la adecuada. Y ahora me veo aquí, esperando sea la hora para
verlo y darnos cuenta de lo fácil que es provocar la incomodidad en el
territorio más cómodo de una amistad.
Eso suele pasar amiga mia..No nos damos cuenta hasta que vemos la distancia por medio pero seguro que lo volverás a tener si hay amor verdadero!!
ResponderEliminarHa sido todo un placer leerte
Con cariño Victoria