Hace unos minutos terminé de leer la obra de teatro que escribí a mis
dieciocho años y me di cuenta, como alguna vez señaló Pedro, que lo que
escribimos siempre revelará algo de nosotros, puede ser el sueño más querido
hasta el más oscuro. A esta idea la secunda los diversos cuestionamientos en
los que me he visto atrapada en la semana.
Yo no soy una fiel servidora al arte de la escritura, de hecho no me
considero buena en ello. Me gusta redactar textos académicos hasta los textos
sin sentido, pero no es una de mis grandes pasiones (nótese las pocas entradas
del blog), lo mío, me atrevería a decir, es descifrar, corregir, analizar lo ya
escrito. Tal vez por eso mismo, soy una persona que suele sucumbir a la
nostalgia de manera muy fácil, por ello, sin esperarlo me encontré leyendo ese
pequeño texto dramático de ocho páginas, dos años después de haberlo llevado a
escena.
Tal vez tenga razón ese crítico cultural y analizamos las cosas de
acuerdo a la distancia en la que nos encontremos. Leo la obra y sólo puedo
pensar en lo que he vivido en estos dos años, en las lecciones que he
aprendido, en los hechos que he llevado a cabo, en las emociones que sentí, en
las risas y llantos que viví. No quiero decir que todo esto esté relacionado
con la obra, si no que de cierta forma Pedro tenía razón: yo escribí lo que
deseaba vivir.
Este pequeño viaje en el que me he visto sucumbida en la última hora de
mi vida ha sido un νόστος (nostos,
regreso), no podría decir que este momento haya sido nostálgico porque no
me viene a causar un cierto dolor o anhelo, de hecho, lo consideraría más bien
como una relectura. Porque no siempre todo regreso debe ser anhelado, querido o
doloroso; yo no quiero regresar a ese momento, tampoco lo anhelo. Lo aprecio,
es cierto pero porque me enseña algo, el regreso es eso ‘el mirar atrás’.
Yo miro con amor este
viaje, como me miro a mí cada mañana, porque ya no es lo que era.
Nada como releer textos nuestros, y viejos a la vez. Nos hacen valorar el viaje, pero a la vez, entender el dinamismo...
ResponderEliminar¡Beso enorme, señorita!