Últimamente he leído demasiado la idea de que al
contar tu biografía cuentas la historia de tu ciudad o al revés; yo no sé si
sea cierto, pero cada vez que estoy de regreso a esta tierra... Pienso en toda
una vida, mi vida. El hogar va más allá de la ciudad de dónde eres o del lugar en dónde
te encuentres, el hogar es aquel donde te sientas pleno, completo y amado. Por lo
mismo, he vuelto.
Hace meses escribí mi
última entrada del 2014 sin pensar que ésa sería. Muchas cosas pasaron durante
los últimos meses que lograron que olvidara este espacio, no porque me sintiera
mal o algo por el estilo. Eran las experiencias que debes vivir.
Hoy estoy en el que
siempre consideraré mi primer hogar, la casa que me vio crecer acompañada de mi
familia, la ciudad donde pasé 18 años de mi vida antes de marcharme, la manera
de vivir que me transformó y del hogar que también decidí dejar por temporadas
para crecer y lograr sueños. Esta tierra me transforma, no importa lo mal
que pueda venir de M., O, sabe que dosis darme de pasado y presente para
mejorarme. Por ello mismo, estoy aquí. Recreando y rencontrándome con este
espacio. Volviéndolo a hacer mío. Regreso a mis raíces.
Ya van para cuatro
años – más o menos – de que comencé esta aventura de tener un blog, no sabía
qué debía hacer sólo sabía que deseaba tenerlo. Empecé a escribir lo que sentía
y pensaba; de pronto, salían las entradas y mis pensamientos al mundo. Nunca
consideré las consecuencias hasta años atrás, cuando el blog se vio atacado por
personas de mi círculo arruinando una hermosa amistad y relación amorosa. Desde
ese momento, ya no me era fácil escribir en mi propio espacio. Poco a poco, el
blog perdió la fuerza que tenía al principio y llegó su declive. Lo dejé y, meses
atrás, lo eliminé definitivamente.
Pasó el tiempo y
comencé otra faceta de mi vida, donde sabía que me encantaría volver a tener lo
que en algún momento creé. Ante esa idea, nació este blog de Cantos… Recordando el capítulo 5 de El suelo bajo sus pies de Salman Rushdie – libro que me cueste otro
año, tal vez, terminarlo –, titulado “Cantos de Cabras” en donde se explota la
idea del canto como una forma de narración y de encuentro con la vida y la
experiencia conducida al amor. Idea que, completamente, atrapa a mí ser. Si tomamos “Cantos de cabra” como una
traducción literal que nos conduza al término Tragedia,
tenemos una de las mejores expresiones poéticas de la literatura y la vida. Yo,
como lectora, intento de actriz o de dramaturga, y estudiante de letras, lo
tengo más que claro: la tragedia como una manera de apr(h)ender a la vida.
Ante esta situación,
me encuentro reabriendo mi corazón, mi vida, mis pensamientos, mis acciones, mi
ser a este espacio con la esperanza de que en algún momento éste sea un hogar para mí.
Esperando decidan aventurarse conmigo, les doy una cordial
bienvenida y un fuerte abrazo.
entonces bienvenida de nuevo... todos los bloguers nos ponemos contentos con este tipo de entradas... por mas de ellas entonces, salu2....
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarBienvenida :)
Ya verás que habrá más.
Ay... Me sumo al barco, claro que sí. Y si hablo de barco, en términos literarios, sólo me acuerdo de Odiseo, regresando a Ítaca.
ResponderEliminar¿Te diste cuenta que él también lidió con las propias transformaciones, hijas del tiempo? ¿Te diste cuenta que en su viaje incluso se resistió al canto de las sirenas? Todos somos un poco viajeros... Y hay que tener, como Odiseo, la efervescencia de regresar. :)
Me encantó la explicación del título. Me gusta que se relacione con la literatura.
¡Beso grande!
¡Bienvenida al barca, querida!
EliminarLa Odisea es una de mis obras preferidas, de hecho, como bien dices, todos tenemos algo de ésta. No podemos alejarnos del nostos (regreso).
:)